Juan se ha refugiado en el infinito de la costa patagónica. Vive obsesionado por su trabajo fotográfico, atribulado por la pasión que aún siente por Mar, su exmujer, y dedicado afanosamente al cuidado de Leo, su pequeño hijo. Cuando Mar decide irse del lugar y llevarse a su Leo con ella, Juan revela su más enferma obsesión y hace todo por retenerla. Asesina a quienes considera cómplices de la idea de irse y la reconquista. Pero Mar descubre sus crímenes y lo abandona, llevándose a su hijo. Perdido irremisiblemente, ahogado en su obsesión, Juan se entierra en la arena y deja que lo cubra la marea.
martes, 5 de junio de 2007
Rovito y Montiel, en Caracas hace dos años
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